domingo, 8 de julio de 2018

CARBÓN NEGRO en JUAN BRAVO


Hace pocos meses que ha abierto sus puertas el restaurante Carbón Negro y, en esta primera visita que hemos hecho, nos ha causado una gran sensación tanto por su cocina como por su estilo general. Está participado por uno de los socios del grupo Larrumba junto con otros inversores lo cual, si bien nos generó ciertos prejuicios dado que los restaurantes de dicho grupo combinan buen ambiente con una comida y un servicio mejorable, en este caso, quizá esa gestión compartida junto con otros aspectos hace que Carbón Negro haya nacido con un modelo de negocio y una puesta en producción totalmente distinta, mucho más acertado desde el punto de vista gastronómico.
 

El restaurante se encuentra en la calle de Juan Bravo, en el local donde anteriormente estuvo la conocida cafetería La Flecha. Dispone de un amplio salón en planta baja, con mesas razonablemente espaciadas y una bonita barra que invita a tomar una copa en el afterwork o tras la cena, así como mesas en la planta superior y una agradable terraza en el patio interior del edificio. Decoración elegante y sin estridencias.

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En el plano culinario el restaurante cuenta con una carta razonablemente completa, con entrantes apetecibles en general, de los que probamos tanto la ensaladilla rusa como las croquetas de jamón, los buñuelos de queso Idiazabal y la tortilla de bacalao, especialmente bien estos dos últimos aunque recomendables todos. Sin duda lo destacable de Carbón Negro son sus carnes y pescados que preparan en las parrillas que se alinean en la cocina y sobre las que se disponen merluzas, rapes, lenguados, rodaballos o lubinas, por un lado, y solomillos, chuletas, pollos o plumas ibéricas en otras, todo ello a la brasa. Probamos el rape de barriga negra, la lubina a la espalda y el solomillo de vaca vieja de Jaizkibel; muy satisfactorias todas las elecciones. De los postres, optamos por la clásica tarta fina de manzana con helado de vainilla y la tarta cremosa de queso, muy buena, aunque a cierta distancia de la de Fismuler, nuestro particular benchmark.


En general, muy bien esta primera experiencia. Auguramos un exitoso recorrido al restaurante, si mantiene dicho nivel gastronómico y del servicio. El concepto nos recuerda ligeramente a Filandón, pero en formato urbano.


Precio medio: 40 euros por persona, bebidas aparte.
Nuestra valoración general: 8 / 10
GastroTip: para comer o cenar, en pareja o en familia; para celebraciones especiales; ambiente tranquilo.

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