Recientemente hemos tenido la oportunidad de cenar en la Taberna los Gallos, situada en el agradable
callejón de Puigcerdá, en el que confluyen restaurantes actualmente “de moda” (el nuevo y bonito local de La Máquina; No restaurante; Babelia; 5J, etc., junto
con La Bien Aparecida unos metros
más abajo y Quintín Ultramarinos, VI
Cool y El Paraguas hacia arriba), de forma que cuesta encontrar sitio para aparcar -incluso a los
aparcacoches. A la entrada del callejón estaba el conocido Alkalde, que cerró sus puertas en febrero de 2016.
El local que acoge a la Taberna
los Gallos ocupa dos plantas tras las últimas reformas de hace más o menos
un año; cuenta con una terraza a pie de calle, muy habitual hoy en día en
numerosos restaurantes para facilitar un espacio para fumadores; una zona de
barra en la entrada con mesas altas y un amplio comedor en el ático al que se
puede acceder por ascensor, con una bonita barra, mesas con taburetes altos y
mesas convencionales, todo ello decorado en blanco y verde oliva, bajo un techo acristalado que llegado el buen tiempo se abre.
Un Dj ameniza (quizá en exceso) el ambiente.
La Taberna pertenece al mismo dueño que el restaurante Babelia, también en el callejón de Puigcerdá, a unos metros y de hecho, presentan una propuesta y resultado similares.
Un Dj ameniza (quizá en exceso) el ambiente.
La Taberna pertenece al mismo dueño que el restaurante Babelia, también en el callejón de Puigcerdá, a unos metros y de hecho, presentan una propuesta y resultado similares.
Su carta encaja en lo que se podría denominar “...cocina sin
pretensiones con platos correctos”. Es decir, presenta propuestas apetecibles, a
precios razonables y de calidad media, destinadas a un público más propicio a
comer o cenar en un ambiente animado (diríamos excesivamente bullicioso...) que
a disfrutar de los platos en sí mismos...
En cuanto a la carta, entre los entrantes señalaremos la
ensaladilla rusa deluxe –aunque el
nombre es quizá excesivo, sin ir más lejos, la de La Máquina la supera fácilmente-, los callos con garbanzos, las
papas arrugadas con mojo picón, el bacalao dorado –aceptable- y los chanquetes
con huevos fritos, entre otros, así como diversas ensaladas y embutidos. De los
pescados, probamos el pulpo a la brasa con patatas –bien de cocción y de
sabor-, con otras opciones disponibles como el atún rojo al estilo “Los gallos”. De las
carnes nos gustó la milanesa de ternera y también destacaremos la
carrillera de ternera con puré de orejones y las lascas de solomillo con rúcula
y queso manchego. Un aspecto interesante es que prácticamente todos los platos
se pueden pedir en medias raciones y son razonablemente generosas. Cierra la carta un bloque de postres
caseros -que no probamos- como el arroz con leche, el flan de huevo o las
natillas.
El servicio, correcto. En general, junto con Babelia son posiblemente las dos opciones que en calidad están por
debajo de los restantes restaurantes de la zona que hemos mencionado anteriormente, pero
para ir con un grupo de amigos y cenar de raciones a un precio razonable son
una buena alternativa.
Precio
medio: 25 - 30 euros por persona, bebidas aparte.
Nuestra
valoración general:
6 /10
GastroTip: para comer o cenar con amigos;
ambiente animado; no para ir con niños, al menos por la noche.
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