Sin
duda Iroco fue uno de los pioneros
en lo que consideramos restaurantes “gastrochic”,
que ofrecen una cocina de mayor o menor sofisticación, junto con una cuidada decoración
y un ambiente generalmente moderno. Iroco fue uno de los primeros posts de este blog, allá por 2011... Desde entonces han sido múltiples los restaurantes que en estos últimos años han ido apareciendo en Madrid, no siempre con éxito. De todos ellos recoge una amplísima muestra este blog.
Hace poco más de un mes, aquel privilegiado local de la calle Velázquez ha sido ocupado por Numa Pompilio, última creación de Sandro Silva y Marta Seco, al frente también de El Paraguas, Ten con Ten, Quintín Ultramarinos y Amazónico. Sobran las palabras. Al poco de abrir sus puertas, ya resultaba prácticamente imposible reservar mesa para cualquier día de jueves a domingo en varios meses. A pesar de que el restaurante ocupa el mismo local que Iroco, ha sido profundamente reformado y completamente redecorado, con un sobresaliente acierto, si bien conserva la agradable terraza que tanta fama dio a Iroco. Ahora el comedor principal tiene forma de “L” invertida y la parte final del mismo cuenta con vistas a la terraza.
Hace poco más de un mes, aquel privilegiado local de la calle Velázquez ha sido ocupado por Numa Pompilio, última creación de Sandro Silva y Marta Seco, al frente también de El Paraguas, Ten con Ten, Quintín Ultramarinos y Amazónico. Sobran las palabras. Al poco de abrir sus puertas, ya resultaba prácticamente imposible reservar mesa para cualquier día de jueves a domingo en varios meses. A pesar de que el restaurante ocupa el mismo local que Iroco, ha sido profundamente reformado y completamente redecorado, con un sobresaliente acierto, si bien conserva la agradable terraza que tanta fama dio a Iroco. Ahora el comedor principal tiene forma de “L” invertida y la parte final del mismo cuenta con vistas a la terraza.
Sin menospreciar el interior del local, que es elegantísimo, la
terraza del antiguo Iroco, que ya
era de las más bonitas de Madrid, ha sido ampliada y su decoración ha cambiado
igualmente, mejorando su estética, si cabe.
Gastronómicamente
la propuesta responde a cocina italiana de perfil alto, con materias primas
de calidad y platos muy atractivos. Probamos la burrata con caponata vegetale y la parmigiana de berenjena, como entrantes, ambos recomendables. Como plato
principal optamos por los rigattoni de
pomodoro y burrata al vodka y el steak tartar; excelentes. Otras propuestas
apetecibles de la carta eran los tagliolini con almejas de Carril o con
langosta; el mero con berenjena blanca y calabacín amarillo y la inevitable orecchiona de elefante. De los postres escogimos
el tiramissu, que prepararon delante
de nuestra mesa y que es uno de los mejores que hemos probado.
En
conjunto, una inmejorable puesta en escena, buena cocina italiana y precio en
consecuencia, es decir, alto. Un éxito inmediato y el nuevo “must” de Madrid.
Nuestra
valoración GastroChic:
8,5 /10.
Precio
medio: 50 euros
por persona, bebidas aparte.
Gastrotip: para celebraciones especiales y/o con amigos; ambiente
elegante. la terraza es preciosa, pero no menos el interior.
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