domingo, 16 de septiembre de 2012

iO. Los viejos roqueros nunca mueren.

Los que tuvimos el placer de comer en el restaurante Príncipe de Viana asistimos con cierta melancolía al cierre del local (ver Obituario) en el verano de 2011. Por eso, cuando leímos a principios del pasado mes de julio que Iñaki Oyarbide abría iO, su nueva apuesta gastronómica, decidimos conocerlo de primera mano.
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Mantiene la ubicación del anterior restaurante en la calle de Manuel de Falla, cerca del Santiago Bernabéu, pero decorativamente ha sufrido una completa transformación de la mano del interiorista Ignacio García de Vinuesa. Dispone de dos plantas: según se entra,  con mesas altas y una larga barra de mármol ofrece un entorno propicio como cafetería o como afterwork; con decoración un poco más formal en la planta superior, las mesas se alinean frente a los ventanales, con paredes en tonos grises y madera de roble y un largo sofá en color berenjena que recorre toda la pared. No diríamos que es especialmente sofisticado, aunque el estilo sencillo y minimalista le da un aire moderno y elegante. También dispone de una terraza a pie de calle frente al local.
iO ofrece cuatro apartados en la carta (“Siempre”, “Lo nuestro”, “Iñakis” y “Del mundo”),  en los que combina sus nuevas propuestas con algunos de los platos tradicionales de Príncipe de Viana, como la conocida menestra de verduras (de Navarra) o las pochas frescas guisadas. Diríamos que la propuesta se centra en productos de mercado de calidad a los que aplican recetas tradicionales con un punto de sofisticación.
En el aperitivo añoramos las pequeñas croquetas del anterior restaurante o incluso unas siempre agradecidas chistorras, pero nos sorprendió (negativamente) que nos ofrecieran unas patatas fritas (de bolsa...), aunque después añadieron unos pequeños gazpachos.
Decidimos pedir varios platos para compartir y así conocer más opciones de la carta. Comenzamos con unas croquetas de jamón, con una salsa muy fina y sabrosa a base de tomate y aceite de oliva, y continuamos con unas albóndigas caseras, en ambos casos muy ricas. Después optamos por la rosca de patata, pimientos de cristal y huevo a baja temperatura, de la sección que denominan los “Iñakis”. Es un plato muy recomendable -entre otras cosas para probar los famosos pimientos de cristal, una auténtica delicatesen. Para terminar, del apartado Del mundo’ escogimos el “Fish& chips de bacalao y cangrejos de piel blanda” -apetitoso aunque recomendable para compartir debido a su gran tamaño- y el curry suave de carrillera de ternera, sobre una base de arroz, muy rico también.
Quedamos saciados y no pudimos disfrutar de los postres, pero había opciones muy atractivas, como los canutillos rellenos, el chocolate frío casero, la crema de queso con sorbete de mango o el pastel de arroz de Bilbao, que probaremos en próximas visitas.
La comida resultó excelente. Las raciones son razonablemente generosas, por lo que aconsejamos pedir medias raciones, opción disponible en gran parte de los platos de la carta. También es posible pedir comida para llevar, en la sección que denominan  Deli-cioso. 
Precio medio: 30€ -35por persona, bebidas aparte.
Nuestra valoración general: 7’5/10
GastroTip: recomendable tanto para comer como para cenar, en pareja o por negocios más que para grupos, dado que ofrece un ambiente tranquilo. Sugerimos que cambien radicalmente la música de fondo, prácticamente discotequera e inapropiada para el restaurante. Amplia carta de cocktails que debéis probar sobre todo si la visita es para cenar...

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