A mediados de 2013 abrió sus puertas Villoldo, sucursal en Madrid de Estrella del Bajo Carrión, restaurante de excelente fama situado en Villoldo (Palencia). A pesar de tan corto espacio de tiempo ya se ha convertido en una de las referencias culinarias en Madrid, habiendo sido recientemente galardonado en los Premios Gastronómicos Metrópoli 2014 como mejor restaurante de cocina tradicional. Se ubica en un pequeño local bajo calle situado en Lagasca, cerca de María de Molina. Su decoración es sobria e intrascendente, básicamente con tonos blancos en paredes y techo. El servicio es amable y eficiente.
Su propuesta gastronómica se basa en la calidad de las materias primas aplicadas a unas recetas clásicas y se plasma en una breve carta que replica en gran medida los platos de la casa matriz. Como entrante compartimos un exquisito revuelto de hongos con cebolla confitada, foie fresco y huevo de corral (un clásico de la casa) y la cecina de vaca de Astorga con rúcula y lascas de queso viejo zamorano; otras alternativas recomendables eran la berenjena rellena de su propia pulpa y ensalada de queso de cabra, la menestra o las alubias blancas con hongos de temporada. Como platos principales pocas opciones entre los pescados aunque probamos con deleite los chipirones en su tinta rellenos de sus patas, jamón y huevo. Claramente es en las carnes donde se vuelcan con tres grandes apartados: ternera, lechazo y cochinillo. Entre los platos citaremos el solomillo frito con ajitos, el lomo bajo de choto, el pincho de lechazo, las mollejas en su guiso, el cochinillo ibérico y unas riquísimas manitas de cerdo rellenas de cebolla trufada y setas de temporada a las que no pudimos resistirnos. Para completar el festín gastronómico finalizamos con el arroz con leche al estilo de Villoldo, aunque había otros postres muy apetecibles de corte típicamente casero, como las natillas con galleta María, el tocino de cielo o la crema fría de café con capuccino de chocolate blanco.
Su propuesta gastronómica se basa en la calidad de las materias primas aplicadas a unas recetas clásicas y se plasma en una breve carta que replica en gran medida los platos de la casa matriz. Como entrante compartimos un exquisito revuelto de hongos con cebolla confitada, foie fresco y huevo de corral (un clásico de la casa) y la cecina de vaca de Astorga con rúcula y lascas de queso viejo zamorano; otras alternativas recomendables eran la berenjena rellena de su propia pulpa y ensalada de queso de cabra, la menestra o las alubias blancas con hongos de temporada. Como platos principales pocas opciones entre los pescados aunque probamos con deleite los chipirones en su tinta rellenos de sus patas, jamón y huevo. Claramente es en las carnes donde se vuelcan con tres grandes apartados: ternera, lechazo y cochinillo. Entre los platos citaremos el solomillo frito con ajitos, el lomo bajo de choto, el pincho de lechazo, las mollejas en su guiso, el cochinillo ibérico y unas riquísimas manitas de cerdo rellenas de cebolla trufada y setas de temporada a las que no pudimos resistirnos. Para completar el festín gastronómico finalizamos con el arroz con leche al estilo de Villoldo, aunque había otros postres muy apetecibles de corte típicamente casero, como las natillas con galleta María, el tocino de cielo o la crema fría de café con capuccino de chocolate blanco.
En resumen, una excelente comida a precios razonables y nuestro augurio de que continuarán cosechando éxitos.
Nuestra valoración general: 8 /10.
Precio medio: 35€ por persona, bebidas aparte.
GastroTip: muy recomendable para festines gastronómicos, en comidas o cenas y para celebraciones especiales.
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