Nuestro último descubrimiento en el mundo de la
restauración más “chic” ha sido La Jefa,
situado en la calle de Recoletos, en una zona que concentra algunos restaurantes
jóvenes, muy atractivos y con buena relación calidad - precio como, por ejemplo, otra
de nuestras últimas visitas, Doki Doki
(ver post).
La Jefa ocupa un amplio local en dos plantas: una a pie de calle con la fachada de la entrada acristalada (permitiendo ver el interior del comedor desde fuera) que dispone de una zona de barra, sofás y mesas altas. A continuación está el salón principal; adicionalmente, una planta baja que suele acoger los eventos y cenas de grupos y que cuenta con un gran sofá chester. Decoración bonita y agradable, combinando paredes de ladrillo visto junto con otras forradas con papeles pintados o recubiertas en madera. Sobre todo, buen ambiente -mayoritariamente de público en torno a los treintaytantos.
La Jefa ocupa un amplio local en dos plantas: una a pie de calle con la fachada de la entrada acristalada (permitiendo ver el interior del comedor desde fuera) que dispone de una zona de barra, sofás y mesas altas. A continuación está el salón principal; adicionalmente, una planta baja que suele acoger los eventos y cenas de grupos y que cuenta con un gran sofá chester. Decoración bonita y agradable, combinando paredes de ladrillo visto junto con otras forradas con papeles pintados o recubiertas en madera. Sobre todo, buen ambiente -mayoritariamente de público en torno a los treintaytantos.
La carta es otro de los aspectos que más nos ha
gustado, pues combina propuestas mayoritariamente asiáticas y peruanas, novedosas
sobre las habituales en otros restaurantes de similar enfoque. Entre los
entrantes destacaríamos los niguiris-causa de salmón, la ensalada de quinoa (se
empieza a convertir en una constante en los restaurantes), los gambones Satay, rebozados en pasta oriental con
salsa a base de cacahuete y curry rojo, que probamos junto con las croquetas de
ají de gallina -nos encantaron ambas elecciones. Como plato principal probamos
el ceviche limeño de corvina y el curry de molleja de ternera, especialmente
rico este último. Otros platos destacables sobre el papel son: el tiradito de
caballa, el cocido “dong po” (con garbanzos estofados y panceta glaseada china),
la carrillera de ternera con cacao y tortitas de maíz, la pluma ibérica cantonesa,
el lomo bajo madurado, el confit de pato glaseado sobre arroz jazmín frito y el
pulpo anticuchero con taboulé. Postres interesantes, de los que probamos y recomendamos
el chocolate, a base de chocolate picante venezolano, crema de aguacate, cacao y
tierra torrefacta...
Como único “pero” a señalar, algunas deficiencias en el servicio, siendo la más destacable de ellas que no existe ningún tipo de mantel, teniendo que poner los
cubiertos directamente sobre la mesa -cubiertos que además no nos cambiaron
entre los primeros y segundos platos, con un resultado poco higiénico al manchar
la superficie de la mesa para el resto de la cena….
En resumen, buena comida, precios razonables y
ambiente animado y grato. A mejorar, algunos detalles del trato al comensal.
Precio medio: 25 euros por persona, bebidas aparte.
Nuestra valoración general: 7,5 sobre 10
GastroTip: ambiente informal; para comer o cenar, en
pareja o con amigos.
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