lunes, 20 de octubre de 2014

Pakta y Ten’s. Gastrochic en Barcelona (segunda parte)

Desde hace varios años venimos constatando los grandes avances de la cocina vanguardista en Barcelona, con dos docenas de restaurantes premiados con estrellas Michelin de los que ya hemos tenido ocasión de conocer Dos Palillos (ver post) y Gala. En esta ocasión para cenar hemos elegido Pakta, que era uno de los últimos proyectos gastronómicos de Albert Adriá hasta hace poco: comenzó con 41º – que acaba de cerrar sus puertas y abrirá en enero 2015 como Enigma-, siguió con Tickets, Pakta y Bodega 1900 y estos últimos dos meses ha abierto Hoja Santa y la taquería Niño Viejo.

Pakta (significa “unión” en quechua, lengua originaria de los Andes centrales) y hace referencia a la fusión de la gastronomía peruana y japonesa (en Madrid el exponente más destacado posiblemente es Nikkei 225 aunque a distancia de Pakta). Al igual que la mayor parte de los proyectos de Albert Adriá y sus socios se sitúa en el barrio del Paralelo, en un pequeño local - apenas una decena de mesas- con una estética muy meditada: por una parte la barra y muebles se inspiran en las tradicionales tabernas de Japón, los izakayas y por otra infinidad de hilos de colores recorren el local y se entrecruzan cómo en un telar peruano. Los platos se elaboran en dos espacios: una cocina a la vista y una barra japonesa, en donde se puede comer mientras se preparan algunas elaboraciones.


No dispone de carta sino de dos menús, el Fujiyama ("corto", 95€ por persona) y Machu-Picchu ("largo", 125€ por persona). Probamos este último. Los platos se comen con palillos aunque  algunos recomiendan cogerlos con las manos; se tarda aproximadamente dos horas y media.  Dispone de vinos a precios razonables aunque acompañamos la cena probando varios pisco sour.

La relación de platos que comimos es demasiado extensa y compleja de explicar como para reproducirlos aquí pero está disponible en la web del restaurante. Brevemente decir que una primera parte se dedica a elaboraciones frías que incluyen ventresca de atún, chips de yuca y mejillones, ostras con granizado de manzana, gamba Nikkei –se come incluso la cabeza-, continuando con nigiris de besugo, bonito ahumado y atún. Entre las elaboraciones calientes mencionar el tiradito de caballa, ceviche de corvina, causas diversas –de pollo, de pulpo, de cochinillo, de lomo alto- y anticucho de pollo son una muestra de las delicatessen que probamos a continuación. Dos postres del que destacaríamos la representación comestible sobre una especia de maceta a base de quinua salvaje y piedras de chocolate. Todos los platos tienen un alto grado de sofisticación gastronómica y además se  presentan de forma tremendamente creativa (aunque no más que en Dos Palillos). El servicio atento en todo momento y explicando cada plato esmeradamente.

Como conclusión, excelente y muy recomendable experiencia gastronómica. Evidentemente es caro pero la relación calidad precio es muy razonable.

Si para cenar elegimos Pakta, para el almuerzo la elección fue Ten’s concebido hace unos dos años por Jordi Cruz, laureado con dos estrellas Michelin en ABaC. Ten’s basa su propuesta en tapas con cierto grado de sofisticación e indudable creatividad en su presentación. El nombre se debe a la existencia de diez tapas que constituyen la base de la carta mientras que el resto van variando cada cierto tiempo. Está situado en el barrio del Born, muy agradable para pasear y descubrir una Barcelona quizá menos conocida para los turistas ocasionales. Ten’s cuenta con un local de diseño moderno, decorado en tonos claros y sin estridencias ornamentales.

Pedimos varias tapas para compartir y así conocer más platos de la carta. Nos encantaron todas las elecciones: el huevo a baja temperatura con jamón, sobrasada, parmentier de patata y gouda; el cono de feria con pescadito frito –presentado en un cucurucho de papel y acompañado de pan tumaca-; la miniburger de butifarra, el yakisoba de panceta, setas y langostinos; el arroz carnaroli con foie gras y gamba y la lagrima y rabo ibérico a la brasa y parmentier de garbanzos a la parrilla. Nos decepcionó el postre elegido – especialmente or su presentación- a pesar de que el nombre era prometedor: texturas de chocolate con café, cacao, tofe y regaliz-.

El servicio correcto. Buena opción para comer, aprovechando un paseo por la zona y además disfrutar de una cocina de cierto nivel más informal y en formato tapa.

Nuestra valoración general: 9 (Pakta) y 8 (Ten’s) sobre 10
Precio medio: 125€ (Pakta) y 30€ (Ten’s) por persona
GastroTip: para foodies y celebraciones especiales recomendaríamos Pakta. Ten’s para comer o cenar con amigos e incluso en familia; en ambos casos ambiente informal.

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