Prácticamente desde el día en que abrió sus puertas hace unos tres años, Amazónico se convirtió en uno de los locales de referencia (con permiso de Numa Pompilio -ver post- del mismo dueño) en el panorama gastronómico de Madrid y aunque habíamos disfrutado
con reiteración de su bonito y siempre ambientado Jungle
Jazz Club en la planta baja,
manteníamos cierta resistencia a disfrutar asimismo de su cocina, escuchando
opiniones a favor y en contra. Finalmente, hemos almorzado allí y nos hemos
llevado una grata sorpresa.
En Amazónico la estética es un elemento relevante y meritoriamente logrado, con tonos vivos y una bonita y exuberante “vegetación” que predomina en todo el local recreando en cierto modo un ambiente selvático; pero, además cuenta con una carta muy atractiva. Pertenece a Sandro Silva, dueño también de El Paraguas (para nosotros, uno de los diez mejores restaurantes de la capital), Ten con Ten (ver post), Quintín Ultramarinos y el ya mencionado, Numa Pompilio (excelente pasta; la terraza más bonita de Madrid). A cual mejor, cada uno en su género.
En Amazónico la estética es un elemento relevante y meritoriamente logrado, con tonos vivos y una bonita y exuberante “vegetación” que predomina en todo el local recreando en cierto modo un ambiente selvático; pero, además cuenta con una carta muy atractiva. Pertenece a Sandro Silva, dueño también de El Paraguas (para nosotros, uno de los diez mejores restaurantes de la capital), Ten con Ten (ver post), Quintín Ultramarinos y el ya mencionado, Numa Pompilio (excelente pasta; la terraza más bonita de Madrid). A cual mejor, cada uno en su género.
Se asienta en los locales anteriormente ocupados por Pan de Lujo (una pena que terminara mal aquel negocio…) y el local de copas Backstage. El jardín interior con el que contaba Pan de Lujo aún se conserva, si bien, igualmente redecorado, e incluso tiene una reproducción de una jirafa...
Nos llamó la atención que estaba lleno para ser el mediodía y entre semana, prueba de que aun varios años después de su apertura sigue siendo una referencia en Madrid como lugar para “ver y ser visto”; así como destino predilecto de muchos turistas que acuden a Madrid con medio-alto poder adquisitivo. También es muy destacable el servicio, agradable y atento así como suficientemente abundante en número (evidentemente eso también “se paga”).
La carta es amplia y ambiciosa, con referencias a la cocina
brasileña pero también japonesa (cuenta con una pequeña barra de sushi), india,
china y peruana, entre otras que identificamos.
Compartimos el arroz chaufa con pato salvaje a la parrilla, muy rico, y los rollitos de samosa al tandoor; como plato principal optamos por la entraña al horno (exquisita) y la picaña al rodicio (literalmente, dado que traen a la mesa una pieza de picaña ensartada y filetean la ración allí mismo). Las carnes se sirven en cantidades generosas y son muy adecuadas para ser compartidas.
Compartimos el arroz chaufa con pato salvaje a la parrilla, muy rico, y los rollitos de samosa al tandoor; como plato principal optamos por la entraña al horno (exquisita) y la picaña al rodicio (literalmente, dado que traen a la mesa una pieza de picaña ensartada y filetean la ración allí mismo). Las carnes se sirven en cantidades generosas y son muy adecuadas para ser compartidas.
En conclusión, muy recomendable la visita a Amazónico; la decoración y el ambiente son más que agradables y la comida es de calidad excelente.
Nuestra valoración Gastrochic: 9 / 10
Precio medio: 60 euros por persona, bebidas aparte.
GastroTip: para almuerzos o cenas en pareja, con amigos o en familia y celebraciones especiales. Visita obligada al Jungle Jazz Club si es de noche; recomendable igualmente para tomar una copa en la bonita barra a la entrada al local.
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