domingo, 17 de noviembre de 2013

TriCiclo


A pesar de llevar cerca de ciento cincuenta restaurantes descritos en nuestro blog nos sigue causando especial satisfacción cada vez que encontramos uno nuevo del que decimos "¡que bien hemos cenado!" al irnos. Tal es el caso de TriCiclo, restaurante abierto este pasado verano y que irrumpe en la gastronomía madrileña con un concepto volcado en el producto fresco de calidad como esencia de una cocina bien hecha.
Se encuentra situado en la calle de Santa María (inaccesible en coche), paralela a la de las Huertas. Se aleja totalmente de lo que denominaríamos "chic", posiblemente porque ha prescindido de temas meramente ornamentales cediendo todo el protagonismo a la satisfacción culinaria del cliente.
TriCiclo ocupa en un local en forma de “U” con una barra, una mesa grande -de carpintero- en una zona de paso al fondo a modo de reservado y el comedor principal, con una decena de mesas de madera desgastada (sin ningún tipo de mantel). Asimismo hay una barra en la entrada con varias mesas altas y taburetes. El color predominante en paredes y techos es el blanco, prácticamente sin decoración alguna excepto algunas cajas de madera colgadas en las paredes.
La carta está estructurada en tres partes, cada una con su propio postre: "Del mercado al TriCiclo", con platos en los que la estrella es el propio producto, de los que recomendaríamos la cecina de León y el lomo de buey madurado a la brasa con pimientos asados; "Un paseo en TriCiclo", con recetas tradicionales a las que añaden algún toque innovador, como el salteado de mollejas, los raviolis de rabo guisado con setas -muy ricos- o el guiso de pollo de corral con carabineros y "Un viaje en TriCiclo" con platos más "internacionales", como el steak tartar con huevo de codorniz y huevas -muy bien preparado-, el ceviche de pescado blanco, el pollo tomatero en cocotte o el taco de Rendang (cocina Indonesia). Aunque el menú ofrece alternativas muy apetecibles no menos lo son los platos fuera de carta que nos ofrecieron: albóndigas de caza, revuelto de boletus con butifarra -recomendable-, cochinillo frito y confitado y unas exquisitas manitas de cerdo deshuesadas a las que no pudimos resistirnos...
Los precios son muy razonables especialmente para la calidad de la comida. Los platos no sólo admiten enteras o medias raciones sino en muchos de los casos es posible un tercio de ración -más o menos una tapa-. Servicio atento y amable.
Precio medio: 25€ por persona, bebidas aparte.
Nuestra valoración general: 8 sobre 10
Gastrotip: Para comer o cenar. Ambiente informal. Recomendamos dejarse aconsejar por los platos fuera de carta.

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