Restaurante cerrado en 2014
Nos gustan los restaurantes de Víctor Enrich porque les imprime “personalidad”. No es una excepción El pract&co by Enrich, última de sus iniciativas gastronómicas, que acaba de inaugurar en La Moraleja, a pocos metros de El Taller de la Hamburguesa (ver post Las mejores hamburgueserías de Madrid en Gastrochic), suyo también. Se trata de una moderna brasserie que apuesta por la cocina de mercado, sencilla y de calidad, a precios razonables y en un ambiente relativamente “informal” (teniendo en cuenta el perfil del público de la zona). La fórmula está funcionando y a pesar de ser un martes por la noche el restaurante estaba lleno.
Nos gustan los restaurantes de Víctor Enrich porque les imprime “personalidad”. No es una excepción El pract&co by Enrich, última de sus iniciativas gastronómicas, que acaba de inaugurar en La Moraleja, a pocos metros de El Taller de la Hamburguesa (ver post Las mejores hamburgueserías de Madrid en Gastrochic), suyo también. Se trata de una moderna brasserie que apuesta por la cocina de mercado, sencilla y de calidad, a precios razonables y en un ambiente relativamente “informal” (teniendo en cuenta el perfil del público de la zona). La fórmula está funcionando y a pesar de ser un martes por la noche el restaurante estaba lleno.
El pract&co presenta una decoración muy acertada, ligera y muy actual, profusa en maderas naturales - roble y pino- en paredes y mesas. El local se distribuye en dos alturas sobre una misma planta: la entrada acoge la barra y varias mesas altas con taburetes, mientras que las mesas del comedor están en la zona más elevada, delimitada ésta por estacas unidas con cuerda a modo de barandillas. Sillas forradas en tela gruesa gris, color cemento en el suelo y paredes limpias de cuadros u otros objetos. Un gran ventanal ofrece vistas a la plaza y a la terraza situada en la plaza de la Estafeta.
La carta es amplia y muy variada, intentando dar respuesta a todos los gustos y apetencias, con recetas clásicas y referencias a platos madrileños y franceses. Es fiel reflejo de las buenas artes culinarias del propietario y director del restaurante, que ya pudimos comprobar en Enrich y en El Atelier (ver Obituario). Entre los entrantes, distintas secciones interesantes; la de “Entrantes del Mar”, con ostras y ceviches crudos, berberechos y mejillones de roca, una selección de ahumados e incluso caviar para los más sibaritas…. y la de “Entrantes de la Tierra”, con opciones atractivas como las alcachofas fritas, los caracoles “escargot” a la madrileña, las ancas de rana o las papas arrugás con mojo picón, aunque probamos las croquetas de jamón, muy buenas y las patatas bravas “mixtas” –muy acertadas, crujientes y con una especie de salsa ali oli con aceite picante. También disponen de un carro de quesos, que vimos muy solicitado y un raclette a las brasas para compartir. Los miércoles: cocido madrileño….
Incorpora un capítulo de “Arroces y Fideuás” con arroces “del Mar” a base de rape, gambas y sepia o con bogavante, y “de la Tierra” con verduras y fondo de ternera. Ofrece una fideuá con bogavante y otra con ceps y butifarra que sin duda probaremos en próximas ocasiones. En lo referente a los platos principales, la orientación gastronómica es claramente hacia las carnes, de entre las que probamos el escalope de ternera empanado –por debajo del de Aspen o Manzoni en la misma zona- y el steak tartare cortado a cuchillo -muy bueno; especialidad de la casa. Otras opciones interesantes son la carrillera de ternera, la hamburguesa de rabo de toro o los callos a la madrileña. Para acompañar la comida existe un apartado específico para “sides”, pues los platos principales se sirven sin guarnición: patatas tradicionales, distintos tipos de puré, papas arrugás, salsas varias, pimientos del piquillo o tirabeques. Para terminar, postres básicamente caseros y sencillos: tarta de limón, de chocolate –aceptable, aunque la hemos probado mejor-, tatin de manzana, coulant de chocolate o arroz con leche.
El servicio estuvo impecable pese a estar en pleno “rodaje”, pues el local abrió hace apenas un mes. Amabilidad y eficacia a raudales.
El único “pero” que le pondríamos al restaurante es que no se nos ofreció aperitivo inicial o los habituales panecillos sino que es preciso solicitarlos específicamente y se cobran aparte (3€). Lo bueno es que hay una selección muy atractiva: de molde, de coca con tomate, negro alemán e incluso blinis.
Precio medio: 30€ por persona, bebidas incluidas.
Nuestra valoración general: 7’5/10
GastroTip: ambiente agradable; platos muy ricos y bien elaborados; en verano, la terraza. ¡Ya es un valor en alza en La Moraleja!
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