miércoles, 18 de abril de 2012

Sacha. Botillería y fogón.

Sacha es uno de esos restaurantes con encanto al que merece la pena regresar. Conserva cierto estilo de bistró y ocupa un local no muy amplio, con una veintena de mesas razonablemente espaciosas, decorado en un estilo relativamente clásico, con tonos azules y blancos, paredes ocultas tras numerosos grabados y el frontal a la calle vestido con ventanales y pequeños visillos que protegen la intimidad de los comensales. Estéticamente no es destacable y le vendría bien un repaso general porque acusa sus cuarenta años de historia (se cumplen este año), pero el ambiente y la luz crean un entorno apropiado para una conversación tranquila. Dispone de una bonita terraza, tranquila y agradable para los meses de verano, aunque compite con la contigua de Rubaiyat (también en este blog) -para nosotros la mejor terraza de Madrid.
 Restaurante Sacha
La oferta gastronómica se plasma en una reducida carta fija más unas sugerencias de temporada, con propuestas culinarias muy sugerentes y referencias a la cocina gallega, vasca y catalana, pero sobretodo con excelentes materias primas que hacen de cada plato una delicia, a lo que se suma que la presentación es muy buena y la elaboración más que correcta.
Entre los entrantes, optamos por compartir las milhojas de xoubas, realmente exquisitas y las alcachofas fritas (bien pero excesivamente desmigajadas), aunque también son destacables la falsa lasaña de erizos de mar -uno de sus platos estrella- o los berberechos a lo simple, presentados en un plato aquillado. Como platos principales, el steak tartar tiene cierta fama y presentaba un aspecto excelente, pero además encontramos opciones muy sugerentes sobre el papel como la raya a la manteca negra, el pincho de rape y langostinos o la ventresca de atún; para paladares concretos, el tuétano asado y los sesos rebozados. Probamos la butifarra con verduras a la plancha y nos deleitamos con un tradicional plato de cuchara: las lentejas. De postre -todos ellos caseros- es recomendable la tarta templada de manzana y estaban muy solicitadas las frambuesas al gusto. Nosotros probamos las filloas, con salsa caramelizada y muy ricas aunque eliminaríamos los trocitos de piña que incorporan.
El servicio –excelente- está más que a la altura del local, con personal muy profesional y con oficio. Si bien la plantilla está un tanto ajustada teniendo en cuenta el número de mesas, los camareros atendían con prontitud y presteza, máxime teniendo en cuenta que el restaurante estaba completamente lleno (¡un lunes!).
Público de diversas edades y buen aspecto en general, con varias mesas de hombres trajeados. Restaurante habituado a una clientela fidelizada, lo cual se nota en el trato que dispensa el equipo de sala. De vez en cuando surge desde la cocina su gestor (e hijo de los fundadores) Sacha Hormaechea.
En resumen, Sacha es una opción gastronómica muy recomendable, con encanto y chic. Con cierta mejora decorativa podría evolucionar de ser un restaurante de culto a uno de los “must” de Madrid.
Precio medio: 35€ por persona, bebidas aparte.
Nuestra valoración general: 8/10
GastroTip: Ambiente sosegado y con cierto romanticismo, para comidas o cenas en pareja con el añadido de una propuesta culinaria de alto nivel.

2 comentarios:

  1. Un blog estupendo chicos, me alegra conoceros creo que no había pasado antes por aquí

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  2. Lo que es actualizar a estas horas... Por supuesto que os conozco, madre mía... Sois "vosotros" con diseño renovado!!

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