Obra del chef de origen belga Etienne Bastaits, este
moderno bistró se localiza en la calle de Bretón de los Herreros, en pleno
barrio de Chamberí. Basa su propuesta gastronómica en la moderna cocina belga, sencilla
y con foco en el producto, con la presencia ineludible de los mejillones (que se
ofrecen en ocho preparaciones diferentes) y las clásicas patatas fritas de
acompañamiento.
El local cuenta con dos plantas, una a
pie de calle, con pocas mesas, donde se puede comer en un formato más informal
y otra en el piso superior, con un salón muy amplio, para comer
“a la carta” y decorado elegantemente, con paredes en blanco y columnas
y vigas de madera, mesas solemnemente vestidas y algunos cuadros con referencias
a la famosa actriz (de origen belga) Audrey Hepburn.

Previamente a la comida, "despliegan" un aperitivo a base de palomitas con curry y sal, anacardos, láminas de yuca, un granizado de Gin
Fizz y un surtido de pan con mantequillas de tomillo, tomate seco y algas.
La
panadería, repostería, mantequillas y salsas son artesanales y preparadas en
su propia cocina. La carta cuenta entre los entrantes con
croquetas de quisquillas, caracoles (con mantequilla, albahaca y ajo) y mejillones gratinados “Poulette”, una
de las estrellas de la casa. Además, tiene un apartado específico para
los mejillones, servidos en cazuela y con patatas fritas aparte: a la marinera, al vino blanco, a la normande, a la
cerveza belga, al curry rojo, al ajo con nata, al vino blanco con nata o al
roquefort. Compartimos los mejillones al curry rojo; estaban riquísimos, eran de un tamaño considerable y
en cantidad respetable. Como plato principal optamos por la raya con
alcaparras y mantequilla negra y por el bacalao desalado confitado, muy
recomendables en ambos casos. Para posteriores visitas, alternativas atrayentes
eran tanto las chuletas de corvina como el magret de pato “de las Landas”, en
tres tratamientos, servido con setas y chalotas. Cuentan con un menú
degustación (43,9 euros por persona), con posibilidad de maridaje
con vinos o con cervezas. De los postres destaca el “todo chocolate Belga”, en once texturas con trío de chocolates para
beber.
En resumen, recomendable la visita al Atelier Belge, que permite disfrutar de una comida de claras raíces belgas, con producto de calidad y en un local agradable. Como único “pero”, resulta un tanto subido de precio en general y en concreto, los postres (entre 10,5 y 11,4 euros). El servicio correcto.
En resumen, recomendable la visita al Atelier Belge, que permite disfrutar de una comida de claras raíces belgas, con producto de calidad y en un local agradable. Como único “pero”, resulta un tanto subido de precio en general y en concreto, los postres (entre 10,5 y 11,4 euros). El servicio correcto.
Precio medio: 50 euros por persona.
Nuestra valoración Gastrochic: 7,5 / 10
GastroTip: para comer o cenar; ambiente formal. Sin embargo la planta baja, más informal, es perfecta para un aperitivo de mejillones y cerveza.
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