Arts
Club abrió
sus puertas la pasada primavera pero en poco tiempo se ha convertido en una de
las opciones destacadas en la noche madrileña, tanto para cenar como –especialmente-
para las posteriores copas de rigor. En estilo, lo situaríamos entre Marieta (ver post) y Tatel (ver
post) a cierta
distancia de Ten con Ten (ver
post). En este último, aunque
el formato restaurante /copas/música puede parecer similar la comida es muy
superior en calidad a aquellos.
Arts
Club posee
todos los ingredientes para triunfar: atractivo estéticamente, un DJ ameniza con
música moderna, zona de copas y comida razonablemente satisfactoria aunque
quizá un poco cara.
Se
ubica a unos cien metros de donde estaba Boggo -sin
duda absorbe parte de su público- en plena calle de Velázquez. Es un local
bastante amplio de forma rectangular con decoración, como suele decirse,
"típicamente neoyorquina": conducciones de aire a la vista, paredes
con cemento y ladrillo visto… Y un plus muy interesante: existe un gran mural
que hemos leído que es obra de un famoso grafitero
inglés -Inkie- y cuadros colgados en las paredes a modo de
exposición artística (las obras están a la venta y van cambiando periódicamente).
Todo esto junto con luces muy atenuadas y tapicerías en terciopelo azul
proporcionan un conjunto moderno y muy atractivo. Tiene una enorme barra central
rectangular, alrededor de la cual se distribuyen las mesas y cuenta
también con un espacio para mesas altas con taburetes, muy de moda
últimamente en todas las nuevas aperturas.
A pesar
de que posiblemente el elemento gastronómico sea un medio y no un objetivo de
negocio la comida está razonablemente rica. La carta (un cómic de Astérix) no
es muy amplia pero tiene platos diferentes a los habituales y con cierto grado
de elaboración. Como aperitivo nos ofrecieron una lata de sardinas en aceite
ligeramente picantes, muy apetecibles y evocadoras de momentos de la
infancia... Entre los entrantes destacaremos las samosas con mayonesa de yuzu,
los huevos rotos de atún rojo, los langostinos tikka massala, el pulpo con patata morada y kimchi o el bocadillo al vapor "bao bun" muy
adecuado para compartir; aunque está rico nos gustó mucho más el de Nakeima (ver
post). Como platos principales citaremos: la lasagna vegetariana con gorgonzola; la merluza con dashi, shitake y kombu; el knockout
-chuletón de vaca- que era muy solicitado para compartir y, finalmente, el
contramuslo de pollo de corral relleno y las mollejas crocantes, ambos muy
recomendables.
En conjunto nos ha gustado mucho Arts Club, con un formato claramente triunfador para las noches de Madrid y quizá menos si lo que se busca únicamente es una buena comida. Entre Arts Club y Tatel apostaríamos por este último si se busca una buena cena en un ambiente sofisticado y de cierta elegancia con público sobre los cuarenta (el de Arts Club es más joven). El servicio aún necesita ciertos ajustes, habitual en las recientes aperturas, pero ponen mucho interés...
Nuestra valoración general: 8 / 10
Precio medio por persona: 30€ por
persona, bebidas aparte.
GastroTip: para comer o
cenar pero no es un ambiente para ir en familia. Público entre los 30 y los 40 bastante
“arreglado”.
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