El traslado
en mayo pasado de la sede social de esta empresa audiovisual motivó el cierre
de El Plató y dio vía libre a Pedro
Larumbe para embarcarse en una aventura denominada El 38, que abrió por fin sus puertas la semana pasada.
Éste es el
que acabamos de visitar y le auguramos un gran éxito, pues la carta (con el
detalle de medias raciones para casi todos los platos) y la comida son
enormemente satisfactorias, el servicio es más que correcto y el ambiente es
elegante pero no excesivamente formal -al igual que la decoración, sobria y en tonos neutros. Ello, unido al buen ritmo que llevó la
comida (en cuanto a gestión de los tiempos) y al amplio espacio que hay entre
las mesas hace pensar que estamos ante una de las aperturas más acreditadas de
la temporada.
Tras el
aperitivo de panes variados con aceite, crema de puerros y colines de chorizo,
optamos por compartir las croquetas y el falso arroz cremoso a base de puntalette (pequeños piñones de pasta),
sencillo pero muy rico. A continuación nos sirvieron solomillo de ternera (con
muy buena materia prima y un acertado acompañamiento de mostaza y salsa de soja)
y cocochas de merluza al pilpil con huevo. Como postre tomamos la torrija de mango con
helado de vainilla, bastante ligero pese a su buen tamaño. En general nuestra impresión
es que la calidad de los platos es muy alta. La próxima vez probaremos el steak tartar, que es preparado in situ
y servido en una generosísima ración (como todos los platos en general). En
resumen, una grata experiencia con una cocina de gran calidad, de
raíces clásicas pero actualizada.
Nuestra valoración general: 8 /10.
Precio
medio: 45€ por persona
(existe la posibilidad de pedir medias raciones)
GastroTip: ambiente clásico pero moderno; se puede alternar el
gastrobar con el restaurante formal según la ocasión.
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