domingo, 7 de abril de 2013

Muñoca. Neotasca & Terraza.


Casi simultáneamente hemos tenido conocimiento del cierre del restaurante T.A.R.T.A.N. (ver Obituario) y de la apertura a finales de 2012 de Muñoca, una de las dos nuevas apuestas en Madrid del chef Javier Muñoz-Calero (la otra es el restaurante Perrito Faldero, en el barrio de Chueca y con un enfoque más desenfadado, que esperamos conocer pronto). Se ubica en un semisótano situado en la calle de Juan Ramón Jiménez; la decoración con paredes enteladas con cuadros vichy en gris y blanco (la mantelería a juego), crea un ambiente agradable y acogedor; dispone de una docena de mesas razonablemente espaciadas y una zona de taburetes altos junto a la barra, además de un rincón con un gran mueble encimera destinado a las ensaladas.
Muñoca ofrece una visión moderna de tapas y raciones clásicas, con una apreciable creatividad en su presentación y un producto final muy apetitoso; su enfoque nos recuerda en cierto modo al de Sergi Arola en Vi Cool.
La carta es amplia (de treinta a treinta y cinco platos), sin que exista un orden conceptual concreto o al menos evidente y, por lo tanto, resulta ligeramente caótica, dado que tuvimos que leerla varias veces para tener claro qué pedir o en qué orden. No obstante, ciertamente tiene muchas opciones atractivas y, como se indica en la misma, casi todas son para compartir. Nos decantamos por las bravas Muñoca -grandes y finas rebanadas-; continuamos con los taquitos de merluza en tempura con salsa tártara; seguimos con el falso arroz con colmenillas y queso Comté y terminamos con las galletitas crujientes de cerdo rellenas de butifarra. Todos los platos en cantidades razonables para compartir entre dos o tres personas... y a cual más rico.
Otros platos que anotamos para futuras visitas son el pintxo de langostino y changurro, el foie en polvo de kikos, los churritos de pollo 2.0, el cochifrito de cochinillo lechal o la carrillera ibérica con curry rojo. No probamos los postres, pero entre las alternativas apetecibles que pasaron por nuestro lado destacamos el helado de mantecado infusionado con vainillas de Madagascar o las trufas de chocolate en polvo de cacao.
Como resumen: restaurante recomendable, con una apuesta interesante y una razonable calidad- precio; quizá tiene como  hándicap su ubicación, no tanto por la zona como por el local, ligeramente escondido. En cuanto al servicio, resultó decepcionante teniendo en cuenta el número de mesas que estaban ocupadas, deben mejorar la atención y reducir los retrasos entre platos.
Precio medio: 25€ por persona (bebidas aparte)
Nuestra valoración general: 7/10
GastroTip: propuestas creativas y con buena terminación; para comer o cenar en un ambiente informal y distendido, pero tranquilo. Dispone de terraza para cuando llegue el buen tiempo…

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