Venimos
asistiendo a la apertura de locales donde después de cenar es posible quedarse
a tomar una copa en un espacio diferenciado sin que sea necesario cambiar
de dirección para continuar la noche. De ellos, el veterano Ramses es
quizá uno de los que más éxito ha logrado pese a ciertos vaivenes gastronómicos
y en su gestión. En la misma línea, recientemente abrió sus puertas Fox-
Cook & Sound, uno de los "must" del momento, habitual
de rostros famosos -aunque gastronómicamente no es una de nuestras opciones
favoritas...(ver post).
A ellos se ha sumado en estos últimos meses Opium, cuyos dueños
cuentan con otro restaurante del mismo nombre en Barcelona.
Opium ocupa el local donde anteriormente estaba la sala Moma si
bien ha sido totalmente redecorado; cuenta con un amplio salón restaurante con
distintas salas, con una estética moderna en tonos dorados y negros con mesas
espaciadas y bien vestidas; luces atenuadas y amenizado por música moderna.
Dispone de algunas mesas en una zona más elevada que permiten ver la discoteca
a través de unos cristales descubiertos tras unas cortinas que se abren después
de medianoche. Evidentemente no es un tipo de restaurante para todos los
públicos (gente más moderna que distinguida) ni para cualquier momento (mejor
para cenar que para comer), dado que la música y la decoración hacen pensar que
estás (casi) en la discoteca. Sin embargo, nos ha gustado porque siendo un
local animado, la comida es razonablemente satisfactoria para este concepto de
restaurante.
Cuenta
con una carta no muy larga pero con platos apetecibles, en general de cocina
mediterránea y algunos toques japoneses (sashimis y makis).
Entre los entrantes hay platos para compartir como, por ejemplo, las
virutas de foie, nems de verduras o huevos rotos con patatas
y jamón, junto con otros de corte más delicatessen: jamón de
bellota, caviar o gambas de Palamós. Como segunda opción hay un apartado
interesante con canelones de faisán con foie y trufa, risotto de queso manchego, arroz de bogavante, tartar de atún rojo con guacamole y foie, y huevo poché con virutas de trufa, de los que hemos
probado estos tres últimos en diferentes visitas y nos han gustado. Entre los
pescados recomendaremos el tataki de atún y el bacalao negro con miso;
entre las carnes la pallarda de pollo con curry, el steak tartar con helado de parmesano y el kofta de cordero con hummus, muy ricos tanto el steak como especialmente el kofta.
Nuestra
valoración general: 7,5 sobre 10.
Precio
medio por persona: 35€, bebidas
aparte.
GastroTip: servicio muy atento y -exageradamente- numeroso.
Para cenar tanto en pareja como con amigos y tomar una copa pasando una noche
divertida. No para familias. Para celebraciones románticas hay opciones más
interesantes.
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