Se entra al restaurante a través de unas pesadas puertas de madera, tras las cuales encontramos una sala presidida por una gran chimenea de piedra, dedicada a zona de espera mientras preparan las mesas, y con una barra y algunas mesas donde picotear algo más informalmente. El gran salón comedor al que se accede desde allí está decorado con piedra y madera, grandes vigas y techos altos abuhardillados, creando todo ello un ambiente casero y rural que, pese a las dimensiones de local, resulta claramente acogedor. En verano se convierte parcialmente en terraza, pues se puede replegar parte del techo.
El éxito del Caserón de Araceli se fundamenta en una cocina sencilla basada en platos tradicionales, muy buenas materias primas, un ambiente agradable no exento de cierta elegancia y un servicio muy atento. A poco que observes se detecta que los jefes de sala y camareros conocen a gran parte de la clientela (pues es asidua), muestra del buen trato que dispensan y de la calidad de la comida, pese a que no es un restaurante barato.
La carta es amplia y con platos muy atractivos. De los entrantes, podríamos recomendar las anchoas de Santoña o el jamón de bellota, pero el clásico de la casa es el picadillo de matanza con huevos y patatas fritas y, para los amantes de las croquetas, es imperdonable no probar el excelente croquetón de cigala. Aunque parece obligado degustar la carne, de igual calidad son los pescados, bien sea el cogote de merluza, el rodaballo al horno o la lubina a la sal. Han incorporado los arroces, anteriormente ofrecidos en el Figón de Raúl, también del grupo, no inmune a la crisis y que recientemente ha cerrado; probamos el arroz marinero- almejas, rape, gambas y colas de carabinero-, el arroz negro con chipirones y el arroz senyoret - pelado, con rape, sepia, gambas y calamares-; los dos primeros realmente buenos y el tercero, correcto, pero todos ellos a un precio razonable (18€ a 20€) en comparación con calidades parejas en Madrid (L´Albufera o St. James). De las carnes, reseñar tanto el cochinillo como el cordero lechal. La carta de postres con referencias clásicas y conocidas… Probamos la tarta de chocolate y la leche frita.
En definitiva, una comida excelente, en un ambiente agradable y con un servicio eficaz y cercano. La relación calidad-precio es más ajustada que en otros restaurantes similares de la capital.
Precio medio: 40€ por persona, sin bebidas.
Nuestra valoración: 8,5/10
GastroTip: para celebraciones familiares o con grupos de amigos; para el fin de semana.
http://chicandcheapmadrid.blogspot.com/2011/11/la-cocina-de-san-anton-un-restaurante.html
ResponderEliminarOs invito a que os paseis por el blog que acabo de abrir. Sitios estupendos en la capital a precio asequible.
Un saludo!