La semana pasada celebramos una comida familiar en este restaurante, cercano a nuestra casa y que aunque no encaja exactamente en el estilo “moderno” que solemos visitar, queremos compartir la experiencia en el blog por ser un restaurante correcto, con una comida más convencional que aquellos, orientado a un público más amplio y en definitiva un sitio que puede resultar interesante para determinadas celebraciones.
Situado en el barrio de Hortaleza, ocupa un local con una forma en cierto modo hexagonal. No está a pie de calle sino a unos metros de altura sobre el suelo; es gracias a ello que sus grandes ventanales a la avenida de los Andes (se encuentra en el número 8 de la misma) ofrecen perspectiva agradable y despejada de edificios. Mesas razonablemente separadas y decoración con predominio del blanco, aderezado con varios pañuelos de Hermès enmarcados. El conjunto resulta luminoso, sin grandes pretensiones decorativas, pero elegante. Tienen una pequeña terraza en la acera del edificio, quizá excesivamente ruidosa, dado que los coches pasan a pocos metros y suele haber bastante tráfico.
Su apuesta gastronómica coincide con su denominación en el hecho de que predomina el entrecot, pero el nombre del restaurante es un tanto pretencioso, por cuanto no ofrece cocina francesa, sino carnes -especialmente de Ávila- así como algunos pescados y, ocasionalmente, caza. Por ello no debemos acudir al mismo en busca de platos de la cocina del país vecino. La carta va dirigida a un público amplio, no atraído por la cocina de diseño, pero no obstante exigente, que busca comer bien y por ello, ofrecen platos más “seguros”. Así, como entrantes, se puede optar entre las clásicas ensaladas, verduras a la plancha, revueltos de trigueros y gulas o de morcilla o los recomendables “huevos Lausanne” (huevos fritos sobre puré de patata con pimentón y torreznos). Como planto principal destacan claramente las apuestas por las carnes con varios tipos de entrecot, ya sea con champiñones y parmesano, con torta del casar, estilo stroganoff o el entrecot “Café de París”, que es el plato estrella de la casa. También cuenta con algunos pescados – atún a la plancha, merluza o chipirones-, pero recomendamos optar directamente por las carnes. La carta presenta postres variados: desde la leche frita, hasta la pirámide de dulce de leche, pasando por varias opciones con chocolate – profiteroles, mousse, coulant o el hojaldre de nata con chocolate caliente-.
El servicio es correcto y la carta de vinos no desentona. En resumen, Le Château de L'entrecôte es un restaurante recomendable para comida en familia, con carnes de buena calidad, nada barato aunque más moderado de precio que algunos de los restaurantes de perfil “carnívoro” destacables en Madrid, como Rubaiyat (comentado en este blog) o De María.
Precio medio: 30€ por persona; vino aparte.
Nuestra valoración general: 6,5/10
GastroTip: para comer en familia; elegante y tranquilo; sin pretensiones de alta cocina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario