Picsa nació hace prácticamente dos años de la mano de los mismos
dueños que Sudestada (ver
post); de hecho, está situado a pocos metros de éste en la calle de
Ponzano, en pleno barrio de Chamberí. Picsa
aporta una visión diferente a las pizzas tradicionales, utilizando una masa más
gruesa y esponjosa que la tradicional e incorporando muchos ingredientes
diferentes que hacen disfrutar de pizzas especialmente sabrosas.
El local cuenta con un reducido número de mesas y unos taburetes junto a la barra tras la que se sitúa el horno de leña. Techos altos, conducciones de aire a la vista, azulejos blancos en las paredes, mesas y sillas metálicas y suelo de mármol negro generan un ambiente informal y un tanto frío y poco acogedor, compensado con creces por la calidad de la comida.
La carta es breve, con "mezzes" y embutidos -mortadela, paleta Ibérica y diversos tipos de queso- como entrantes y aproximadamente una docena de pizzas, con tamaño único para compartir entre dos. De los mezzes -visión argentina de los habituales en la cocina libanesa...- probamos el Paté Picsa casero a base de pato, cerdo y boletus. Riquísimo. Entre las pizzas hay opciones "clásicas" como la pizza de jamón cocido con queso scamorza, la fugazza con queso o la calabresa (con chorizo picante y provolone) y otras novedosas como la mexicana (frijoles, chile...), la Aladino (con carne de vaca madurada "al menos 60 días"....) o las dos que compartimos: la de chorizo criollo y grelos y la de butifarra negra. Muy recomendables ambas y especialmente esta última. Nos dieron la opción de pedir media de cada una, lo cual permite probar más variedades. No tuvimos ocasión de probar los postres pero para los golosos tenía buena pinta el flan casero con dulce de leche.
Nos llamó la atención que muchos de los clientes conocían a los empleados como si les vieran "todos los días" y aunque el restaurante no estaba lleno, sí estaba ciertamente concurrido y nos fuimos con la idea de que el servicio es cuidadoso con su clientela y todo ello hace que Picsa sea un sitio "popular" en el barrio. Por otra parte las "picsas" están realmente buenas. El único "pero" se lo ponemos a los precios dado que aunque sean para compartir las pizzas cuestan entre 18€ y 26€…
El local cuenta con un reducido número de mesas y unos taburetes junto a la barra tras la que se sitúa el horno de leña. Techos altos, conducciones de aire a la vista, azulejos blancos en las paredes, mesas y sillas metálicas y suelo de mármol negro generan un ambiente informal y un tanto frío y poco acogedor, compensado con creces por la calidad de la comida.
La carta es breve, con "mezzes" y embutidos -mortadela, paleta Ibérica y diversos tipos de queso- como entrantes y aproximadamente una docena de pizzas, con tamaño único para compartir entre dos. De los mezzes -visión argentina de los habituales en la cocina libanesa...- probamos el Paté Picsa casero a base de pato, cerdo y boletus. Riquísimo. Entre las pizzas hay opciones "clásicas" como la pizza de jamón cocido con queso scamorza, la fugazza con queso o la calabresa (con chorizo picante y provolone) y otras novedosas como la mexicana (frijoles, chile...), la Aladino (con carne de vaca madurada "al menos 60 días"....) o las dos que compartimos: la de chorizo criollo y grelos y la de butifarra negra. Muy recomendables ambas y especialmente esta última. Nos dieron la opción de pedir media de cada una, lo cual permite probar más variedades. No tuvimos ocasión de probar los postres pero para los golosos tenía buena pinta el flan casero con dulce de leche.
Nos llamó la atención que muchos de los clientes conocían a los empleados como si les vieran "todos los días" y aunque el restaurante no estaba lleno, sí estaba ciertamente concurrido y nos fuimos con la idea de que el servicio es cuidadoso con su clientela y todo ello hace que Picsa sea un sitio "popular" en el barrio. Por otra parte las "picsas" están realmente buenas. El único "pero" se lo ponemos a los precios dado que aunque sean para compartir las pizzas cuestan entre 18€ y 26€…
Nuestra valoración general: 7 / 10
Precio medio por persona: 15€ - 20€ por
persona, bebidas aparte.
GastroTip: Público
informal; disponen de la opción take away; no admte reservas, aunque a mediodía
suele haber mesas libres.
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