En los últimos meses venimos asistiendo a un proceso de renovación en el escenario gastronómico madrileño, con el cierre de restaurantes emblemáticos que no han podido capear la crisis (ver Obituario) y la apertura de nuevos locales que buscan -no siempre con éxito- hacerse un hueco. Entre estos últimos se encuentra Kotobuki 85, inaugurado a principios del pasado mes de septiembre en la siempre glamurosa calle de Serrano donde antaño estaba Lagoa, adyacente a Bam-Bou, igualmente de reciente apertura. Se trata de la última apuesta del grupo Kabuki, uno de los must de la cocina japonesa en Madrid (ver nuestro post de cocina japonesa) y comparte nombre con la división de catering del grupo. Busca posicionarse en un formato informal de la cocina japonesa y, al menos teóricamente, a un precio inferior al de sus hermanos mayores.
La pauta decorativa del restaurante es sobria, con paredes y techos en tonos beige, suelo de tarima oscura y algunos cuadros y muebles de corte asiático que completan la ornamentación en las tres estancias: la de acceso al local, con una pequeña barra y mesas altas y dos salones en el interior. Aquí, las mesas son excesivamente estrechas, además de estar muy cercanas entre sí y la acústica no está bien resuelta, dado que las conversaciones resultaban muy sonoras, dificultando enormemente el disfrute de la velada.
El menú es breve, y contiene gran parte de los exponentes clásicos de la cocina japonesa: futomakis, nigiris, tartares, sashimis, usuzukuri y teriyakis. Pedimos diversos platos para compartir, en concreto las gyozas de pollo, seguidas de un bol de salmón picante (con huevo y arroz… muy rico) y continuamos con unos nigiris (pez mantequilla, huevo con trufa y hamburguesa con pulpa de tomate) de una calidad mejorable. Misma opinión nos mereció el maki de atún que siguió a los mismos; terminamos con el teriyaki de carrillera de ternera que, aun estando rico, tenía una presentación muy simple a base de trozos de carne sobre un gran bol de arroz. El buen nombre del grupo Kabuki fue lo que nos llevó a conocer este restaurante, pero no se aproxima a Kabuki ni en la carta ni en la calidad de los platos: comprendemos que hay que darle un margen de mejora por su brevísimo recorrido pero no parece lógico que el california maki estuviera agotado, o que tuviéramos que esperar media hora porque ¡se les había terminado el arroz para los nigiri!, e incluso vimos como unos clientes devolvían algún plato por no estar conformes.
La amabilidad del servicio no pudo compensar que el conjunto de la cena –incluido el bullicio reinante- resultara muy lejos de la calidad que esperábamos estando detrás el grupo Kabuki, pero además no fue especialmente barato, dado que con un vino normal y sin postre la factura ascendió a 80€….
Nuestra valoración general: 6'5/10
GastroTip: en tanto no mejore sustancialmente la calidad y se acompañe de un descenso del precio, merece la pena pagar un poco más y disfrutar de la calidad de Kabuki. Como alternativa japonesa a precios más razonables recomendaríamos antes Sushiwakka.
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